Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia. Investido el 27 de febrero de 1992
Molt Honorable President,
Excma. Sra. Alcaldesa,
Excmos. Sres. Rectores Magníficos,
Excmos. Sres. Doctores,
Señoras y Señores, Amigos.
Cuando en el año 1985 escribía yo con auténtica devoción en la Revista de Arquitectura del Colegio Oficial de Arquitectos de Andalucía Oriental acerca de la Casa Beires de Álvaro Siza, en un artículo titulado "La Casa como Ideario Arquitectónico" en la que ésta, la Casa Beires, se ponía en relación con las conocidísimas y maestras casas Robie de Frank Lloyd Wright y Mairea de Alvar Aalto, y ello a resultas de un ejercicio realizado por mis estudiantes de Proyectos, jamás hubiera imaginado que apenas siete años más tarde me iba a caber el dignísimo honor de apadrinar al arquitecto Álvaro Siza Vieira en esta ceremonia solemne de su Investidura como Doctor Honoris Causa de nuestra Universidad Politécnica. Son en consecuencia mis primeras palabras de agradecimiento a la Universidad Politécnica de Valencia por la distinción inmerecida de la que me hace acreedor.
Cuando en el año 1988 asistía todavía como Profesor Asociado de esta Universidad al acto de Investidura del Maestro Rodrigo, primer Doctor Honoris Causa de nuestra Universidad y sentía la enorme satisfacción de que nuestra Politécnica iniciara la andadura de ampliación de su Claustro de Doctores con figura tan relevante, depositaria de la sensibilidad suma como su música se encarga de demostrar, al tiempo que envidiaba la brillantez de las palabras de quien fuera su Padrino, muy admirado colega Profesor Arnau, tampoco podía imaginar que algún día pudiera ocupar yo su lugar.
Y cuando escuché emocionado las palabras de nuestro Rector haciendo constar la aprobación unánime de nuestra Junta de Gobierno la propuesta del Departamento de Proyectos Arquitectónicos y de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Nombramiento de Doctor Honoris Causa del Arquitecto Álvaro Siza Vieira, comencé a albergar -no sin temor y todo el respeto- la esperanza de ocupar el lugar honrosísimo en el que hoy me encuentro entre todos ustedes.
Vuelve hoy la música y la poesía a nuestra Universidad de la mano delicadísima de un Arquitecto. Viene hoy la Arquitectura, con letras mayúsculas una a una, a llenar esta Sala y a protagonizar este Acto Solemne para enriquecer nuestro campo científico (docente e investigador) y para llenar nuestros corazones con la magia de ese difícil equilibrio entre la razón y la pasión que la buena Arquitectura, la Arquitectura, siempre representa. Viene hoy la Arquitectura de Álvaro Siza, la Arquitectura, a continuar la trayectoria de nuestra primera investidura, aportando otra vez esa inconmensurable dosis de sensibilidad, alimento del espíritu, de la que nuestra sociedad actual se encuentra tan necesitada.
Son, por tanto, mis segundas palabras de agradecimiento al Arquitecto Álvaro Siza por la generosidad de que hace gala aceptando formar parte de nuestro Claustro de Doctores. Robaré palabras a nuestro Rector afirmando que hoy nuestra Universidad es más Universidad que nunca por la presencia del Arquitecto Álvaro Siza entre nosotros.
La excepcional vinculación de Álvaro Siza a nuestra tierra hace especialmente oportuno este acto puesto que su permanencia entre nosotros no termina hoy, ni quedará limitada a los papeles que dan fe de su pertenencia a nuestro Claustro de Doctores; con nosotros queda para siempre de la forma más viva y más rica que corresponde a un Arquitecto, porque aquí quedará su Obra. Es ya una realidad su exquisito Proyecto para el Portal de Riquer en Alcoy, realizado para nuestro orgullo con la colaboración de los Profesores del Departamento de Proyectos de esta Universidad Íñigo Magro y Miguel del Rey y será una realidad próxima el inicio de las Obras del Edificio de Rectorado de la Universitat de València, Estudi General, en su nuevo y vecino Campus Universitario, para las que desde ahora deseo y espero éxito absoluto.
Describir aquí la personalidad y la obra de Álvaro Siza es tarea harto difícil que ustedes me excusarán de saber hacer con la debida precisión y cuya carencia quedará remediada con las palabras con las que el propio Arquitecto nos honrará a continuación. "Poeta luso de la arquitectura" le llamaba un prestigioso periodista local con motivo de una de sus últimas visitas a Valencia, unos pocos días después de haber sido distinguido por la Comisión de las Comunidades Europeas con el merecidísimo e importante galardón que es el Premio Mies van der Rohe. "Álvaro Siza. Profesión Poética" titulan las editoriales Electa y Gustavo Gili una de las antologías parciales de su Obra Arquitectónica. Y bien cierto es que resulta inevitable la referencia poética para referirse a la Arquitectura de Álvaro. Es la poesía del verso bien medido, riguroso, excelentemente construído, breve y conciso; es la poesía de la razón. Y es la poesía también del verso agudo, cargado de emociones, de significado social, de ilusión y de vida; es la poesía de la pasión también.
Esa poesía existía ya en sus primeros proyectos de los años 50 como las Cuatro Casas o el Centro parroquial de Motosinhos, como existía también en sus clases de modesto profesor de Construcción en la Escuela Superior de Bellas Artes de Porto entre 1966 y 1969 de la mano de quien fuera su maestro Fernando Távora. Esa poesía se mantenía en los durísimos trabajos, apenas sin medios, luchando contra la incomprensión administrativa, contra la desidia y contra la incultura, como es el caso de la Quinta Malagueira en Évora y Bouça y Sao Victor en Porto. Esa poesía era evidente en sus cuidadosos Proyectos de las Piscinas o del Restaurante Boa Nova en Leça de Palmeira en los que la naturaleza se enriquece con la delicadeza de la intervención del Arquitecto, o en aquellos de Vivienda Unifamiliar como las Casas Rocha Ribeiro, Alves Costa, Alves Santos, Beires, Antonio Carlos Siza, etc., o de las entidades bancarias como el Banco Pinto y Sotto Mayor o Borges e Irmao en los que la estricta funcionalidad se viste de fiesta para procurar emociones diversas.
Y no ha cesado la Poesía para acompañar a la Magnitud, a la intervención compleja, de gran tamaño, de difícil resolución funcional, de importante envergadura económica, de repercusión social cierta, de delicado entorno, como demuestran tan bien sus Proyectos para Edificio de Oficinas en Porto, las Viviendas en Kreuzberg-Berlín, la Escuela Superior de Educación de Setúbal, la Facultad de Arquitectura de Porto, la Biblioteca de la Universidad de Aveiro, el Centro Cultural de la Defensa en Madrid, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela, la Biblioteca General de Francia o el Servicio Meteorológico de Cataluña.
Son, como hemos visto, plurales sus intervenciones en nuestro País, y también en tierras extranjeras. Austria, Holanda, Alemania, Japón incluso, son países que acogen ya o acogerán como bienes preciosos las Obras de Álvaro. Y en todas ellas otra constante, la sensibilísima lectura del territorio, el conocimiento del pueblo y de su historia, de tal manera que los Proyectos de Álvaro Siza parecen siempre ocupar con todo derecho un lugar que los estaban esperando. Arquitecto, en fin, que hace tangible la vieja aspiración común a todos los que a tan noble oficio dedicamos nuestro esfuerzo: "la construcción de espacios útiles para el hombre".
¿Quién mejor que él para la dificilísima tarea de reconstrucción del malogrado barrio del Chiado lisboeta? ¿Quién mejor para citar de nuevo a la vida donde la destrucción y el fuego se han ense- ñoreado? Tal vez el Proyecto para el Instituto Meteorológico de Cataluña, con motivo de la gran operación urbana de la Barcelona del 92 pudiera servir como reciente alegoría de este Arquitecto que ha demostrado sobradamente su capacidad para atrapar el tiempo.
La labor de Álvaro Siza ha sido dignamente valorada por quienes le conocen y le aprecian, y de ello dejan constancia invitaciones, convocatorias, premios y distinciones. Su Obra ha sido expuesta en Copenhague, Venecia, Milán, Helsinki, París, Londres, Amsterdam, Delft, Berlín, Cambridge, Nueva York, Madrid y Barcelona, y en lugares tan prestigiosos como el Museo Alvar Aalto, el Centro Georges Pompidou, La Columbia University y la Sala de Exposiciones del MOPU. Son innumerables los congresos, seminarios y talleres internacionales en los que ha participado y mucho más las conferencias dictadas, y muy relevantes los concursos restringidos de carácter internacional a los que ha sido invitado. Su docencia todavía hoy vigente en la Facultad de Arquitectura de Porto, se ha visto generosamente complementada con sus clases como Profesor Visitante en Lausanne, Pensilvania, Bogotá y Harvard.
Álvaro Siza es Premio Nacional de Arquitectura de Portugal del año 1982 y de la Asociación de Arquitectos Portugueses en 1987. En 1988 recibió la Medalla de Oro de Arquitectura del Consejo Superior de Arquitectos de España, la Medalla de Oro de la Fundación Alvar Aalto, el Premio Príncipe de Gales de la Universidad de Harvard, y -como ya he dicho- el Premio Europeo de Arquitectura de la Comisión de las Comunidades Europeas\Fundación Mies van der Rohe.
Hoy es día de fiesta para la Universidad Politécnica, es día de fiesta para la Escuela de Arquitectura y es día de fiesta para la Arquitectura valenciana, porque ella será seguramente la más beneficiada de esta lección de arquitectura que la figura del Arquitecto Álvaro Siza representa. Yo, honrado, primer discípulo, atento me dispongo a aprenderla.