Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia. Investido póstumamente el 23 de abril de 2004
El Consejo de Gobierno de la Universidad Politécnica de Valencia adoptó en sesión celebrada el día 13 de Noviembre de 2003 el acuerdo de aprobar la propuesta de nombramiento como Doctor Honoris Causa a D. Juan Francisco Gálvez Morros, a instancia de la petición unánime que el Departamento de Ciencia Animal había elevado poco tiempo antes. Ello sucedió cuatro meses antes de su muerte, impidiendo de esta manera el reconocimiento público y solemne habitual que tiene lugar mediante la Ceremonia de Investidura. La Universidad tuvo sin embargo la sensibilidad de realizar un acto íntimo, donde el Excmo Sr. Rector, acompañado de algunos profesores de la Escuela a los que unía el común respeto y amistad del profesor Gálvez, entregó a su viuda Dña. Concepción del Hierro el título y símbolos de esa distinción, acompañadas de unas cálidas y sentidas palabras dirigidas a su familia.
Fue en esa ocasión y es ahora un gran honor para mí asumir en cierto modo el papel de padrino para describir brevemente la trayectoria del profesor Gálvez y las razones que llevaron al citado nombramiento, que en una ocasión extraordinaria como aquella, y asimismo en este momento que escribo estas lineas, llevaba inevitablemente para los que allí estabamos, familia y compañeros, una emotiva mezcla de tristeza y orgullo.
D. Juan Francisco Gálvez era profesor de Alimentación Animal de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid con una trayectoria de 40 años de docencia e investigación y esta breve frase definiría exactamente su actividad profesional si no hubiera necesariamente que describir parte de la influencia que irradió y trascendió de su ella
El profesor Gálvez mantuvo a lo largo de los años una estrecha relación con la industria ganadera, algunas de cuyas empresas dirigió al principio (Autocampo,S.A.), colaborado en trabajos de investigación y reuniones técnicas (Elanco Veterinaria, Nanta, Indukern, Hispanagar) o asesorado (Cooperativa Guisona) y también formando parte de las organizaciones Nacionales, habiendo sido hasta su fallecimiento Presidente del Comité Nacional de Zootecnia. En el plano internacional contribuyó al desarrollo de la ganadería a través de su colaboración en diversos comités y permanente dedicación a la Federación Europea de Zootecnia, que agrupa las organizaciones nacionales de 37 países en Europa y área mediterránea, y tiene un importante peso significativo a la hora de la promoción e imagen del sector, y la publicación de normas y legislación europea. No sorprende por tanto que el profesor Gálvez tuviera un sólido conocimiento del sector ganadero y su experiencia fuese valorada al máximo nivel.
Estas razones aducidas tienen seguramente peso suficiente para un título honorífico de primera magnitud, tal como lo han reconocido los gobiernos español y francés, que le concedieron la encomienda de Número de la Orden Civil del Mérito Agrícola y la legión de Honor respectivamente; y otras instituciones como la Universidad Politécnica de Madrid, Societá Italiana per il Progresso della Zootécnica y la Universidad de Santiago de Chile.
Sin embargo una calificación que ha merecido especial consideración para que la Universidad concediera su máxima distinción es el papel del profesor Gálvez en relación a las enseñanzas de ciencia animal en las escuelas de ingenieros agrónomos, es decir su relación directa con la "Universidad" en general, y en particular con la nuestra. En efecto en el año 1964 se implantó un Plan de Estudios que en las Escuelas de Ingenieros Agrónomos incluyó la Especialidad de Zootecnia. Hasta este momento la enseñanza en el campo de la producción animal se reducía a una asignatura en toda la carrera, y el tema no parecía interesar a nadie de nuestro colectivo, pero el profesor Gálvez tal vez por su doble condición de Veterinario y Agrónomo, tuvo la visión y perspectiva necesaria para promover dicha especialidad, en cuyas directrices colaboró también de forma decisiva.
Desde este momento comenzó a crear una infraestructura y un equipo de profesores que bajo su dirección comenzaron formar a los primeros estudiantes y a realizar los primeros trabajos científicos de investigación que se publicaron desde las Escuelas Técnicas sobre Alimentación Animal; incluso el primer trabajo publicado en el primer número de Anales del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA), serie Ganadera, está firmado por el profesor Gálvez y esta actividad fue mantenida durante 30 años. Sus cursos en Sudamérica fueron ya hace muchos años la conexión para que numerosos estudiantes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Venezuela, Chile y Cuba, ampliaran sus estudios en España, frecuentemente con la redacción de Tesis Doctorales
Su prestigio y carácter de iniciador ha llevado a que en prácticamente todas las Escuelas de Agrónomos y Centros de Investigación se encuentren profesionales de prestigio que fueron discípulos suyos directos o indirectos. A estos profesores e investigadores, que forman hoy relevante parte de la enseñanza e investigación realizadas en nuestro campo de trabajo, se deben añadir a igual nivel los numerosos profesionales de la industria, que proceden también directa o indirectamente del mismo origen.
Realmente se hace difícil imaginar que sin su actuación, una parte significativa de investigadores de los Centros de Investigación del INIA procedieran desde los años 70 de las Universidades Politécnicas. Resalta el Instituto de Investigaciones Agrarias de Zaragoza, donde la dirección del profesor Gálvez fue vital para su desarrollo y relación con el Instituto de Altos Estudios Mediterráneos, ubicados en el mismo Campus y que también estuvo dirigido por él. Todo esto contribuyó a una estrecha relación personal y técnica entre investigadores españoles y europeos, que siguen dando sus frutos a través de la enseñanza en los cursos del instituto, que siguió coordinando por largos años, y convenios de investigación a nivel europeo.
En resumen el trabajo del profesor Gálvez ha sido decisivo para que los profesores y departamentos de Ciencia Animal de las universidades técnicas españolas tengamos razón de ser y hayamos evolucionado desde una base sólida en una dirección que se puede asegurar satisfactoria. Incluso fue el primer profesor que impartió ciencia animal en nuestra Universidad, contribuyendo de una manera especial a la formación de alumnos y becarios, algunos de los cuales se integraron posteriormente en este Campus. Realmente sin su actuación esta especialidad probablemente no habría existido y de existir no hubiera alcanzado el grado de desarrollo actual.
En cierto modo el profesor Gálvez puede ser considerado como un símbolo en las Escuelas de Agrónomos cuya trayectoria nos ha honrado. Y por su contribución a la Ciencia Animal, lo que ha representado para nuestra profesión y su papel en la Universidad el profesor Gálvez ha merecido el reconocimiento máximo de nuestra Universidad Politécnica.
Esta es una síntesis de su vida profesional, que tal vez debe ser completada con un trazo de su personalidad. Juan Gálvez había heredado de su padre, Catedrático de la Facultad de Veterinaria de Madrid, su sentido común y algo de la tozudez que dicen baturra de los que allí nacen, pero además tenía el sentido de lo sustancial y posible, encontrando en cualquier problema la solución sencilla y hacedera. Estaba entre los cien mejores jugadores de bridge en España, lo que según dicen los entendidos no es baladí; poco dado a aventuras en su profesión, era viajero a países y lugares poco convencionales, con un toque de riesgo, y siempre de belleza; conocedor y coleccionista de monedas; fotógrafo insaciable allí donde iba y aficionado a otras actividades, a veces casi sorprendentes. Sin duda como se puede deducir de lo dicho era un hombre polifacético, muy activo y capaz de lograr todo lo que emprendía; cualidades de testarudo, capaz, inquieto e inteligente completaban, o tal vez explican, este bosquejo de su personalidad que por fuerza responde a la interpretación personal del que esto escribe, pero además tenía un gran encanto personal que mantuvo desde que era un muchacho hasta el final de su vida, con gestos y frases que se nos vienen a la memoria, porque están ahí grabadas.
Juan ha dejado una huella entrañable a sus amigos que le recordaremos siempre, un camino que comenzó y ha señalado para los compañeros de profesión, una vida en fín que nuestra Universidad al nombrarle Doctor Honoris Causa ha marcado de modo indeleble. Y sirvan también estas palabras ahora ya dirigidas a Conchita, Juan, Nacho y María de consuelo y muestra del afecto y emoción que sentimos al hablar de Juan.