No sería justo llamar a Norman Foster solamente urbanista, ingeniero, empresario o diseñador. Y, sin embargo, es el maestro en cada una de estas habilidades y debiera ser honrado por cada uno de estos magisterios aprendidos en las aulas de las universidades y en las aulas de la vida.
No sería justo llamar a Norman Foster solamente poeta, mago, creador o dios menor. Y, sin embargo, él debería pedir perdón a los demás mortales por cada uno de estos dones que el acaparó porque con el nacieron.
Sería justo llamar a Norman Foster hombre sencillo, hombre trabajador. Quizás debiéramos, los demás, pedirle perdón a él porque, si no fuese por eso, hoy Norman Foster sería un mito.
En todo caso, Norman Foster, es un ejemplo a seguir para muchos de nuestros jóvenes y es un honor para la Universidad Politécnica de Valencia el ofrecerle, esta tarde de la tardor valenciana, nuestro más alto homenaje. Un honor y un beneficio. Para nuestros profesores y alumnos será un referente obligado.