Doctora Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia. Investida el 6 de mayo de 1998
Excmo. Sr. Rector Magnífico;
Dignísimas Autoridades;
Sres. Claustrales;
Señoras y Señores:
Quiero reconocer el gran honor que me cabe por haber sido designado para dibujar ante Uds. un perfil de la brillante carrera, artística y humana de una mujer, que de forma merecidísima, ha sido propuesta por la U.P.V. para ser investida como Doctora Honoris Causa por esta Universidad.
Cuando se trata de repasar la trayectoria de una figura reconocida a escala mundial, es imprescindible: Considerar aquellos logros por los cuales ha destacado por encima de sus compañeros/as de profesión; Destacar las aportaciones que solamente son capaces de realizar aquellas personas dotadas de un talante genial, y que han sabido dedicar casi la totalidad de las horas de su vida al estudio, investigación y práctica de su actividad vocacional contribuyendo así al desarrollo de la materia en cuestión.
Ahora bien, sin descuidar estos aspectos, a mí me gustaría destacar las cualidades humanas de Alicia Alonso, pues ningún artista que lo sea, puede carecer, al menos, de tres cualidades "Sensibilidad", "capacidad de trabajo" y "modestia".
Pues bien, estas tres condiciones y algunas más forman parte plena de la personalidad de Alicia Alonso. Cada una de ellas es capaz de reflejar, sin lugar a dudas la calidad humana de una persona, pero cuando se da la especial circunstancia de coincidir las tres en una sola, da como resultado un ser excepcional.
INICIOS Y FORMACIÓN.
En la mayoría de los casos, los grandes artistas tienen dificultad para precisar en qué momento sintieron la vocación por aquella actividad que sería su vida. A Alicia Alonso le ocurre algo parecido, pues de bien niña se sentía impulsada a bailar cualquier música que llegaba a sus oídos. Pero da la casualidad de que siempre existe algo o alguien que da un pequeño impulso y pone en marcha una trayectoria que ya nunca cesará. En el caso de Alicia Alonso el impulso vino dado desde distintos ángulos, uno fue el viaje a España con su familia y su asistencia a una escuela de las monjas de Santa Teresa donde recibe sus primeras clases de Danza. Allí aprende bailes españoles. Otro factor fue la sensibilidad artística de su madre y la afición de su tía Alicia por el teatro y la música. Ellas, a su regreso a la Habana en 1931, viendo clara la tendencia de la niña por el baile, la inscribieron como alumna en la recientemente creada Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical de la Habana, donde impartía sus clases Nicolai Yavorski, quien despertó definitivamente en Alicia Alonso la vocación por el ballet. Ese mismo año bailó por primera vez en un escenario, en el teatro Auditórium de la Habana.
Durante su estancia en la Escuela de Ballet de la sociedad Pro-Arte, aprendió vertiginosamente lo que Yavorski le pudo enseñar. Durante esos años bailó en numerosas representaciones de piezas clasico-románticas y conoció a "La Argentina", quien dejó una profunda huella en la futura artista.
Dada su facilidad de aprendizaje y sus inmensurables deseos de aprender más y más, tuvo que buscar nuevos horizontes donde seguir prosperando. De esta manera decidió viajar a Nueva York en busca de enriquecer al máximo su formación.
Allí comenzó a tomar clases de alguien que sería clave en su vida. Enrico Zanfretta, un viejo profesor de la escuela italiana de quien supo asimilar importantes conocimientos balletísticos. Es justo decir que fue el esfuerzo y la tenacidad lo que hizo que en poco tiempo alcanzara unos niveles técnicos sorprendentes, pues Alicia no se conformaba con el trabajo de ir a clases y seguía practicando en sus horas libres.
La otra pieza clave en la formación de Alicia Alonso fue la prestigiosa bailarina Alexandra Fedórova, perfecta conocedora de la antigua escuela rusa. De ella adquirió sus profundos conocimientos que la hicieron poseedora de las más puras maneras clásicas de ballet. No obstante ella procuraba acercarse y aprender de todo aquel que pudiera enseñarle algo que enriqueciera sus conocimientos, por lo que tomó clases de prestigiosos maestros/as que en aquellos momentos residían en Nueva York, y aun cuando ya poseía un altísimo nivel profesional, nunca ha dejado de trabajar para aumentar sus conocimientos balletísticos.
PERIODO PROFESIONAL.
A finales de los años 30 no era sencillo comenzar una carrera profesional en E.E.U.U. pues eran escasas las compañías de ballet. No obstante estaban en pleno auge las compañías productoras de comedias musicales, y fue precisamente en una de ellas, en Broadway, donde debutó en 1938, junto con algunos compañeros que más tarde serían grandes figuras del ballet.
En 1939 Alicia Alonso se presenta y es seleccionada en la convocatoria que en aquellos momentos realizaba el American Ballet Caravari de Lincoln Kirstein para contratar nuevas bailarinas. Poco después se presentó y fue asimismo admitida en otra convocatoria hecha por el Ballet Russe de Montecarlo. Alicia Alonso se vio envuelta en un dilema pues, tanto Kirstein como Massie, querían que ella bailase en su compañía. Ella resolvió por si misma y aunque en un principio no parecía la mejor opción, decidió quedarse en el American Ballet Caravan (el tiempo demostró que fue la mejor elección).
Al poco tiempo ingresó en el Ballet Theatre de Nueva York, compañía puntera en E.E.U.U. donde terminó de formarse como bailarina hasta conseguir el estrellato.
Los siguientes años fueran vertiginosos. Trabajo incansablemente interpretando tanto obras clásicas como modernas en colaboración con grandes maestros del baile y la coreografía como Antony Tudor, Leonide Massine, George Balanchin, Agnes Mille etc... De esta forma fue ganando prestigio hasta conseguir el rango de 'Prima balerina". Fueron numerosas las giras que la compañía realizó por América y Europa alcanzando un lugar prominente en el panorama Mundial de la danza.
No faltaron durante esta época actuaciones en Cuba. Fruto de esta relación con su país y luego de una actuación con el Ballet Theatre en la Habana y otra posterior con el Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical, Alicia se decide, junto a Fernando Alonso, crear en Cuba una compañía de Ballet Alicia Alonso, que siete años más tarde, se llamó Ballet de Cuba y que ulteriormente tomó el nombre de Ballet Nacional de Cuba.
Alicia Alonso, haciendo gala de su entusiasmo y capacidad de trabajo, simultáneo las actuaciones en el Ballet Nacional de Cuba con su actividad de primera bailarina en el Ballet Theatre y en otras compañías europeas de gran prestigio.
La trayectoria del Ballet Nacional de Cuba no fue precisamente un camino de rosas pues a pesar de sus triunfos artísticos en sus primeros años, tuvo que enfrentar toda una serie de dificultades tanto institucionales como económicas, hasta tal punto que, en 1957 suspendió sus actividades. Alicia Alonso marchó junto con los mejores elementos del Ballet de Cuba a E.E.U.U.
En 1957 ya es reconocida como una de las mejores bailarinas del mundo, y es solicitada desde los más prestigiosos centros de ballet. Viajó a la Unión Soviética y actuó en los teatros Bolshoi (Moscú), Kirov (de Leningrado), etc.
En 1959, tras el triunfo de la Revolución Cubana, regresa a su país y reorganiza el Ballet Nacional de Cuba recibiendo, ahora sí, el apoyo institucional y económico del nuevo gobierno. Tanto en la compañía como en la escuela, Alicia Alonso transmite todos los conocimientos que ha podido acumular, consiguiendo un alto nivel a partir del cual, elevar al Ballet Nacional de Cuba a un conjunto de fama internacional.
Después de 1960 su dedicación fue total al Ballet Nacional de Cuba y con esta compañía efectuó múltiples giras a Europa, Hispanoamérica y otros continentes. Actúa en los mejores teatros, recibiendo homenajes de las más prestigiosas instituciones ballectísticas.
Después de quince años sin actuar en E.E.U.U. es requerida para bailar en Nueva York en la Gala por el 30 aniversario del American Ballet Theatre, lo que dio pié a otras actuaciones en prestigiosos teatros de aquel país durante los tres años siguientes, época en que dio a conocer sobre todo su última versión de Giselle. El reencuentro de Alicia Alonso con E .E. U. U. suscitó en el público norteamericano el deseo de conocer las realizaciones del Ballet Nacional de Cuba que tanto éxito habían alcanzado.
En los años 80 se dedica principalmente al Ballet Nacional de Cuba y a la Escuela de Ballet. Cuida con esmero sus actuaciones, y atiende los requerimientos que le llegan de todas partes del mundo, incluida España, a donde viaja con cierta frecuencia.
APORTACIONES DE ALICIA ALONSO AL BALLET
Al principio decíamos que la importancia de un/a artista no reside esencialmente en una mayor o menor perfección en la ejecución de sus obras, sino en las aportaciones transcendentes al género al que se ha dedicado.
Alicia Alonso no se ha conformado con ser la mejor bailarina de una determinada escuela. Ella ha conseguido aglutinar armónicamente lo esencial de cada una, constituyendo lo que ya es para siempre "La Escuela Cubana de Ballet".
Si se tuviera que resumir la aportación de Alicia Alonso al ballet, diríamos sin temor a equivocarnos que, en muchos aspectos, el ballet del siglo XX se podría dividir en dos grandes apartados: "Antes de Alicia Alonso" y "después de Alicia Alonso".
En principio, el nivel técnico que ella ha logrado ya es una aportación al arte del ballet, y gracias a él, Alicia ha conseguido (sin descuidar la ortodoxia) imprimir un sello personal a cada uno de los balletísticos. Esto es algo en lo que han coincidido los más prestigiosos críticos de ballet, llegando en algunos casos a bautizar con su nombre algunos de ellos, como "La Pirouette Alonso", o considerar perfecta la ejecución de otros, como se ha dicho de su "quinta posición".
Alicia Alonso ha dedicado gran parte de su tiempo a la investigación de otros aspectos del arte del ballet, como la dramaturgia de las obras clásicas. Una de sus grandes aportaciones como coreógrafo es "La Comunicación", la transmisión de conceptos y sentimientos a niveles muy notables. Ella ha logrado que el público que asiste a una representación no se quede admirando solamente el virtuosismo de los bailarines/as, sino que sienta el estado anímico de los personajes y comprenda en toda su extensión el contenido de la obra.
Alicia Alonso ha investigado todos los campos del ballet, incluso el contemporáneo, pero se ha sentido seducida por '"Giselle", obra en la que confluyen las características más emblemáticas del ballet romántico. Fue "Giselle" una de sus obras preferidas, y a ella dedicó gran parte de su trabajo como bailarina, coreógrafo y actriz. Supo rescatar, construir e interpretar cada uno de sus aspectos principales y revisar los más mínimos detalles de la obra, hasta el punto que la crítica más exigente ha coincidido en considerar que Alicia Alonso es "Giselle".
ASPECTOS HUMANOS.
Si bien lo relatado hasta ahora supone méritos más que suficientes para ofrecer a Alicia Alonso este reconocimiento, existen otros valores en la vida de toda persona, que merecen ser resaltados. Me refiero a la calidad humana, a la generosidad con que algunas, muy pocas personas, son capaces de dedicar la vida entera para regalar a sus contemporáneos y legar a las generaciones venideras, una riqueza cultural y artística con la que alimentar su sensibilidad y su espíritu.
Es difícil encontrar a la largo de este siglo, personas que posean la capacidad de trabajo y fuerza de voluntad de Alicia Alonso. Sin esta virtud no le hubiera sido posible alcanzar los niveles de perfección que ha conseguido. Las dificultades sólo se pueden vencer cuando se posee su tenacidad y su espíritu de sacrificio.
No menos importante en una personalidad de este calibre es la generosidad. Nadie le hubiera reprochado que en algún momento de su carrera, cuando se hacía difícil continuar, tomara la determinación de retirarse escogiendo un lugar confortable y vivir plácidamente de sus glorias. Pero ella no lo ha hecho, y es precisamente cuando más difíciles han sido las situaciones, donde se siente una especial atracción por las obras de la tradición y muy especialmente ha evidenciado su generosidad. Un ejemplo de esto son las penalidades que tuvo que sufrir en los primeros años de andadura del Ballet Nacional de Cuba. Llegó a perderlo todo, incluso paralizó sus actividades en un acto de honradez, antes que dejarse utilizar con fines no artísticos.
Después de esta experiencia podría haberse olvidado del proyecto y continuar su carrera sin mas problemas, pero no cedió, y poco más tarde, evidenciando un gran amor por su tierra y sus gentes, volvió y reconstruyo lo que es para ella una finalidad en su vida: el Ballet Nacional de Cuba.
Son el agradecimiento y el respeto, otras de sus cualidades. Es muy frecuente, cuando se ha llegado al triunfo personal, olvidarse de quienes en algún momento te ayudaron y ofrecieron apoyo. Cuando a Alicia Alonso se le pregunta por sus maestros no habla solamente de aquellos profesores que alcanzaron gran prestigio. Para ella todo aquel que ha sido capaz de enseñarle algo, por poco que sea, merece su recuerdo y consideración.
Y para calibrar la magnitud de su generosidad, vemos cómo a pesar del volumen de trabajo que supone la dirección del Ballet Nacional de Cuba y su tarea como coreografía, todavía encuentra tiempo para pensar en personas que sufren, e intuyendo que el ballet podría ser una buena terapia para ayudar a personas con deficiencias psíquicas, creó lo que ella llamaría "Psicoballet"; experiencia que realizó con tal éxito, que otros países europeos la acogieron y aún en la actualidad se siguen aplicando estos métodos para al tratamiento de determinadas deficiencias psíquicas: esencialmente en la población infantil afectada.
Es por lo tanto, esta faceta humana, sin menoscabo de sus méritos artísticos, lo que completa y hace excepcional la personalidad de Alicia Alonso.