Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia. Investido el 31 de mayo de 1988
Molt Honorable Señor,
Excelentísimos Señores,
Señoras y Señores;
Unas palabras sobre todo llenas de emoción, llenas de sinceridad, para dar mis más sentidas gracias por este nombramiento, que es un gran honor que procuraré merecer, y que comparto con mi mujer y mi hija. Los tres les damos las gracias.
Como es sabido, yo nací en Sagunto, pero muy niño llegué a Valencia con mis padres que se trasladaron con su numerosa prole, pues éramos diez hermanos. Entonces Valencia era todavía una ciudad tranquila y pequeña donde la vida musical era más bien escasa; se reducía a los ocho o diez conciertos que daba la Sociedad Filarmónica y a muy pocas representaciones de ópera. Recuerdo que la primera ópera que escuché fue Rigoletto, que me llenó de alegría y después otras como Aída, Lohengrin, etc.
Muy pronto sentí el tirón de la música y en aquella Valencia empecé mis estudios musicales. A los ocho años empecé el piano, el violín y después la composición. Mis primeras obras publicables datan del año 23, con una Suite para piano, unos esbozos para violín, algunas obras para piano, y en el año 24 hice mi debut como compositor en los conciertos que daba en el verano en los Viveros la Orquesta Sinfónica dirigida por el Maestro Izquierdo, estrenándose un pequeño ensayo sinfónico titulado Juglares, que mereció una buena acogida y el elogio de Eduardo López Chavarri y Enrique Gomá, que eran críticos de "Las Provincias" y el "Diario de Valencia" respectivamente, con los que a partir de entonces me unió una gran amistad y a los que les debo valiosos consejos y sus lecturas abundantes de libros musicales, análisis, etc.
Mi gran ilusión era marchar a París para ampliar estudios y para conocer la vida musical de esta gran ciudad que era entonces la capital musical de Europa, y pude hacerlo en el año 28 e ingresar en los cursos de composición que daba en la Escuela Normal de Música, el autor del "Aprendiz de Brujo", Pablo Dukas, que me honró con su afecto y consideración. Gracias a su protección y su influencia pude editar unas obras y estrenar dos composiciones con la entonces famosa orquesta "Straram": "Cinco Piezas Infantiles" y "Preludio para un poema a la Alhambra", y que fueron muy bien acogidas por el público y por la prensa. Poco después tuve la inmensa fortuna de conocer a Victoria, la que tenía que ser mi mujer, y entonces notable pianista que acababa de obtener el diploma del Conservatorio de París y trabamos una gran amistad que después se transformó en amor. Pocos años después nos casamos en Valencia. Más tarde nació nuestra hija Cecilia y Cecilia nos dio dos nietas, que no han podido venir porque están con los exámenes.
En el año 39 nos instalamos en Madrid donde inicié y desarrollé más tarde una intensa actividad. Obtuve el Premio Nacional con el estreno del Concierto "Heroico", para piano y orquesta, pero en el año 40 se estrenó el Concierto de Aranjuez, que se interpretó repetidas veces, pero que sobre todo obtuvo un rotundo éxito cuando se estrenó en París por el entonces muy joven guitarrista Narciso Yepes. Causó una gran sensación él, y la obra.
Después vinieron muchos estrenos: el "Concierto Estío", para violín, el "Concierto Serenata" para arpa, dos Conciertos para violonchelo, para dos guitarras, para cuatro guitarras, para flauta, etc.; diversas obras para orquesta, para piano, muchas canciones... Paralelamente a mi actividad como compositor, ejercí la crítica en el entonces recién fundado diario "Pueblo" y fui profesor de Historia de la Música en la Universidad, dirigiendo la Cátedra "Manuel de Falla". Desde el año 40 fui responsable de la sección de Arte y Propaganda de la Organización Nacional de Ciegos. Estos son a grandes rasgos mis recuerdos de mis años de mayor actividad, jalonados de numerosos viajes a través de la geografía universal.
Después mi labor se ha reducido a la composición: he ido estrenando, he ido componiendo, he ido publicando, y ahora estoy trabajando en una obra que he tenido el honor de que me la haya encargado la Generalitat para conmemorar el 750 aniversario de la llegada del rey D. Jaime. En ello estoy, para acabarla lo más pronto posible. Será una obra para orquesta, una especie de obertura, no demasiado larga.
Sólo me queda repetir las gracias más expresivas por este acto que no olvidaremos nunca, dirigidas al Excmo. Sr. Rector y a todo el Claustro, así como a todos los presentes.