Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia. Investido el 16 de noviembre de 1995
Excmo. Sr. Rector Mgfco. Autoridades. Claustro de la Universidad Politécnica de Valencia. Sras. y Sres.:
La ortodoxia aconseja que mi intervención se centre en demostrar el acierto de la Junta de Gobierno de esta Universidad, al tomar la decisión de investir como Doctor Honoris Causa al profesor Salvatore Corrado Misseri, catedrático de la Universidad de Catania, en el acto al que estamos asistiendo.
Para los que, desde hace tiempo, hemos seguido su trayectoria académica resulta fácil. Basta para ello decir que es autor de más de doscientas publicaciones en el campo de la Valoración de Activos y de la economía en general, con incursiones en el campo de la etnobotánica y la poesía. De entre estas publicaciones se podrían destacar sus más recientes obras, como La valutazione delle opere d'Arte, Introduzione a la misura empirica del valore o El valor de las obras de arte. Es socio de número de varias Academias, como la de Bolonia, Florencia, Roma o la Academia Zelantea di Lettere Scienze, Arti, y en 1975 sus compañeros ya opinaban de él: "Misseri dimostra una pèrsonalità di grande vivacità", capace di contributi originali; non esente da entusiasmi. "Un vero professore universitario di vecchia tradizione italiana", "Misseri presenta copiosa produzione di alto livello scientifico, con contributti originali di dottrina economico-estimativa e di applicazione professionale", "Il valoro di ricerca, veramente rilevante, dimostra notevole cultura generale, brillanti capacità di analisi critica, ottima preparazione metodologica, sesibilità per y problemi scientifiche e infine, originalità di pensiero".
Siguiendo la ortodoxia, podríamos emplear el tiempo y vuestra atención analizando más detalladamente las aportaciones conceptuales y metodológicas que se desprenden del curriculum del nuevo doctor, pero aunque haremos referencia a algunos de estos elementos indirectamente, la heterodoxia nos lleva por otros caminos más arriesgados. Porque puede ser un gran atrevimiento pretender interpretar la vida entera de otra persona contextualizando las diversas actividades y haciendo emerger la actividad académica como una consecuencia lógica de la existencia global y mucho más cuando todo ello se pretende resumir en una sola frase.
El profesor Misseri cita en alguno de sus trabajos a Protoagoras para introducir el concepto de medida de valor en los siguientes términos: "El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son, y de las que no son en tanto que no son" (tangibles e intangibles en la interpretación filosófica actual) y, a nuestro modo de ver, esta aseveración explica la trayectoria vital del profesor Misseri, con una precisión casi matemática.
En primer lugar, el argumento central de la cuantificación engarza perfectamente con la actividad científica del profesor Misseri en el área de Valoración o Tasación, porque la valoración es la ciencia cuyo objeto es la medida del valor de las cosas, y este engarce se produce, tanto en lo que respecta a la evolución de su concepción metodológica en sí, como en lo que se refiere a la evolución de los bienes a valorar. En lo que respecta a la metodología, la obra del profesor Misseri se caracteriza por la permanencia de la traducción a términos cuantitativos desde el juicio de valor cualitativo; por ello parte de conceptos filosóficos clásicos, elegidos en su amplio bagaje cultural, principalmente de procedencia mediterránea, hasta llegar a los modelos econométricos, máxima expresión cuantitativa actual de la Valoración y cimiento de los desarrollos futuros, previsiblemente vinculados a las grandes bases de datos, las autopistas de la comunicación, la aplicación de la informática y la estadística de valoración, se puede observar en la trayectoria del profesor Misseri una evolución desde los bienes tangibles a los intangibles; de la tierra al arte.
En segundo lugar, la trayectoria desde lo tangible a lo intangible (de lo que es a lo que no es), es posible porque se parte de la perspectiva del hombre en su concepción global y no solamente económica o economicista. Pero, además, existe la circunstancia de la mediterraneidad, característica fundamental en la personalidad del nuevo doctor. Alguien ha dicho que el mar Mediterráneo es un mar hecho a la medida del hombre. También se ha dicho que a los mediterráneos la estética nos pierde o que somos excesivamente barrocos. Posiblemente todo sea verdad y todo sea aplicable al profesor Misseri. ¿Quién puede permanecer impasible ante la liturgia de la estética en el País del Arte, que diría Blasco Ibáñez?, ¿Qué mediterráneo puede dejar de apasionarse con la fecundidad y exuberancia de la palabra y, lo que es más importante, la fecundidad y exuberancia de las ideas?. Lo barroco es la profundidad hacia fuera, ha dicho el poeta.
En tercer lugar, solo cuando el hombre es la medida de todas las cosas (las que son y las que no son), y este hombre se sitúa en un contexto de universalidad en el plano espacial y en el plano temporal, pueden entenderse algunos planteamientos éticos como la ecología o el pacifismo y en esta onda debe situarse la obra del profesor Misseri Botanica e Societa en la que explica las relaciones entre el hombre y las plantas desde la óptica de la religión, del lenguaje, de la medicina, la estética y la alimentación.
Antes de finalizar, me permitirán una breve incursión por el campo de la política universitaria. A nuestro modo de ver, la concesión del título de Doctor Honoris Causa no puede entenderse nunca como la concesión de un premio en una actuación aislada por parte de la Universidad. Si así ocurriera, e independientemente de la valía de los investidos, estaríamos asistiendo a un acto frívolo, o a una manifestación de culto a la vanidad. La investidura de un nuevo Doctor Honoris Causa ha de ser un acto de culto a la inteligencia que sirva de vínculo entre la Universidad y el nuevo Doctor y que se materialice en el desarrollo de una actividad docente e investigadora, propia de la naturaleza del título de doctor. Afortunadamente, esta condición viene dándose en el profesor Misseri que, desde hace años, viene impartiendo un curso de Doctorado en nuestra Universidad.
Excmo. y Mgfco. Rector, Autoridades, Claustro de la Universidad Politécnica de Valencia, Sras. y Sres.: ¡Gaudeamus Igitur!, ¡Alegrémonos pues, porque el profesor Salvatore Corrado Misseri seguirá explicando e investigando entre nosotros!
Para que continuemos elevando el nivel científico de todas las disciplinas, tanto tecnológicas como artísticas, con el apasionamiento por la cuantificación.
Para que dejemos a las generaciones futuras un mayor patrimonio, no sólo económico y tecnológico, sino también artístico y de recursos naturales.
Para que si alguna vez nos perdemos sea por la estética. Y, sobre todo, para que el hombre continúe siendo la medida de todas las cosas, de las que son por lo que son y de las que nos son por lo que no son.