Doctor Honoris Causa por la Universitat Politècnica de València. Investit el 28 de setembre de 2010
Señoras y Señores:
Es para mí un honor que agradezco a la Universidad Politécnica de Valenciael encargo de exponer los méritos que concurren en Michael López-Alegría para la concesión del Doctorado Honoris Causa por esta Universidad.
Conocí a Michael en el Centro de Vuelos Tripulados de la NASA en Houston cuando llegué allí por primera vez el año 1994. En ese año llevábamos los dos ya dos años de astronautas y no habíamos volado al espacio ninguno de los dos. Yo había estado a punto ese año, pero finalmente formé parte de la tripulación de reserva, y Michael ya se estaba preparando para su primer vuelo. Más o menos por entonces se estaba despertando el interés de Michael por recuperar de forma completa sus raíces españolas y teníamos por tanto algo más en común que con los otros astronautas.
Michael es piloto de la gigantesca y exigente Marina de los Estados Unidos. Una vez ingresado en la Academia Naval aprovechó muy bien las oportunidades académicas de esta institución y se graduó no solo como oficial de la Navy sino como ingeniero técnico. Posteriormente demostró su interés académico compaginando el trabajo como piloto con los estudios y consiguió graduarse como Ingeniero Aeronáutico, nuevamente en la Universidad Naval, completando de esta manera su formación.
En la antigüedad las misiones de exploración se debían al mérito de los propios viajeros. Sin embargo, en estos momentos de sofisticada tecnología y especialización total, ir al espacio es una hazaña a la cual contribuyen miles de personas. Para poder sacar de la atmósfera terrestre un aparato de cien toneladas e imprimirle luego una velocidad alucinante de veintiséis mil kilómetros por hora es necesario el concurso de tanta inventiva y precisión que todas las etapas: el diseño, la fabricación, el mantenimiento y la operación exigen casi la perfección absoluta.
Por tanto, y volviendo a los viajeros, es imprescindible contar con profesionales de muy alta cualificación para operar las naves espaciales. No es suficiente con tener el conocimiento de la máquina normalmente exigido a los pilotos de aviones. Y es ahí, como ingeniero de naves tripuladas, donde destaca Michael en la Agencia del Espacio y la Aeronáutica de los Estados Unidos, la NASA. Oculto a la mayoría de las personas, pero muy importante para nosotros en la profesión, está el mérito de haber volado como ingeniero responsable en su primera misión espacial.
Esto expresa una confianza que se otorga a pocos ingenieros de vuelo. Este nivel fue incrementándose y durante años Michael fue el principal astronauta responsable de lo que llamamos normalmente "Paseos Espaciales", es decir, las operaciones en el exterior de la nave. A Michael le confiaron en sus vuelos espaciales gran cantidad de estas operaciones de máxima exigencia profesional, llegando a ostentar durante un tiempo el récord mundial de tiempo total trabajando fuera de la nave en el vacío. Es, por tanto, un ingeniero de operaciones de muy alta cualificación y fama mundial.
Después Michael fue pionero en el grupo de astronautas norteamericanos que se atrevieron a integrarse con el grupo de rusos una vez se abrieron las fronteras, y con entusiasmo coordinó y dirigió la oficina que la NASA tiene en la Ciudad de las Estrellas, cuando para muchos de sus compañeros la misma idea de mezclarse con sus ancestrales enemigos era insoportable. Las raíces españolas posiblemente ayudaron a tener esta mentalidad abierta a las culturas, pero hubo en todo esto un mérito personal innegable.
En resumen, Michael López Alegría es digno de ser considerado un muy destacado ingeniero, en la especialidad de operación de naves voladoras y espaciales. Ha tenido una participación destacada en el avance de la ciencia poniendo en marcha la Estación Espacial Internacional y ha contribuido de forma significativa a la mejora de los procedimientos correctos y seguros de manejo de estas naves, las presentes y las futuras. Para los nuevos ingenieros aeroespaciales de esta universidad: el ingeniero no puede estar solamente sentado en su estudio frente a su pantalla y papeles; cuanto más complejo y eficiente es el ingenio, más necesarios son buenos ingenieros junto a la línea de fabricación, acompañando las labores de mantenimiento, y por último supervisando la operación o incluso realizándola vosotros mismos. En el área aeroespacial, ha de buscarse efectividad absoluta en las cuatro fases. Necesitamos ingenieros brillantes en todas las fases, y gente como Michael en la fase final y definitiva, la operación.
Así pues, considerados y expuestos todos estos hechos, dignísimas autoridades y claustrales, solicito con toda consideración y encarecidamente ruego que se otorgue y confiera al Sr. D. Michael López-Alegría el supremo grado de Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia.