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Federico Mayor Zaragoza

Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia. Investido el 24 de noviembre de 1990


Laudatio por Eduardo Primo Yúfera

Molt Honorable President de la Generalitat,
Excmos. Señores,
Señoras y Señores:

Hablar bien de las personas es bueno. Hablar bien de los amigos es bueno y grato. Exaltar las virtudes y los méritos que han traído aquí al Profesor Mayor Zaragoza, es justo, es fácil por la abundancia de aquellos, y es emocionante para mí por la estimación y el afecto que le profeso.

Por todo ello, agradezco a la Universidad el honor que me ha otorgado. Condensar, en poco tiempo, la personalidad de Federico Mayor es tarea muy difícil, porque aquella tiene mil facetas brillantes como un diamante bien tallado:

Investigador científico.
Profesor universitario y maestro.
Escritor - Poeta.
Humanista.
Conocedor excepcional de la Política científica y universitaria.
Por último, político, en el más noble sentido y de las más nobles causas, la de la cultura y la humanidad.

Pero, sobre todo, un hombre honesto con una capacidad de trabajo insólita y una voluntad sin desmayos para utilizarla al máximo.

Recuerdo el tiempo en que, trabajando en el CSIC hasta muy tarde, salía hacia la estación de Atocha con el tiempo justo para comprar un bocadillo en la cantina, pedir una cerveza en el vagón y estar al día siguiente, puntual, en el rectorado de la Universidad de Granada.

Federico Mayor siempre ha dicho "sí" porque no sabe decir "no" a todas las solicitudes que se le han hecho para cualquier misión transcendente y noble y a ellas se ha dedicado con entrega total y talante alegre.

En Federico Mayor todo es claro menos la caligrafía. Es ante todo, un gran investigador científico.

Formado en la escuela de Krebs, uno de los grandes pilares de la enzimología, nunca ha buscado la publicación fácil, dirigida a adquirir fama inmediata. Al contrario, siempre ha elegido, para sus investigaciones, problemas trascendentes como:

Bioquímica perinatal.
Patología molecular del neonato.
Metabolismo cerebral.

En estos campos ha publicado alrededor de 100 trabajos de Investigación en las revistas más prestigiosas:

FEBS Lett. - Europ. J. Bioch. - Molecular and Cell Biochemistry - Journal of Biochemistry - Journal of Neurochemistry - Pediatric Research - etc.

Fruto de sus pioneros trabajos y de sus inquietudes fue el Plan Nacional de Prevención de la Subnormalidad en 1967.

Por la detección precoz de anomalías genéticas y de enzimopatías, muchísimos niños españoles le deben haberse salvado de la subnormalidad.

El Prof. Mayor Zaragoza fue el motor principal para la creación del Centro de Biología Molecular, Severo Ochoa, por acuerdo entre el CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid.

Él supo agrupar a los mejores: David Vázquez, fallecido en plena madurez, García Bellido, Eladio Viñuela y otros que hoy están en plena y fecunda producción científica; y justo es mencionar también, el tesón de F. Mayor hasta lograr la colaboración de D. Severo Ochoa.

F. Mayor fue director del centro entre 1974 y 1978 y Presidente Científico de 1983 a 1987. Hoy es una de las instituciones más prestigiosas de Europa, en el Campo de la Biología Molecular. Aún esta sola ejecutoria, sería suficiente para justificar una vida.

El Centro de B.M. Severo Ochoa es un ejemplo más de las valiosas aportaciones que el CSIC ha hecho a la Universidad española en hombres de gran valor y, muchas veces, con equipos completos de hombres e instalaciones.

El paso del equipo de A. Sols, al Dpto. de Bioquímica CSIC - U.AM es otro ejemplo señero.

Su faceta de maestro universitario comienza con la creación de la Escuela de Bioquímica de Granada, que hoy es una realidad fecunda, fruto maduro de su semilla.

Una pléyade de catedráticos, discípulos de Federico Mayor dan brillo a la Universidad española.

Además, Federico Mayor es buen profesor. Explica bien la Bioquímica. Sus lecciones son claras, avanzadas y vocacionales. Sabe podar donde hay que podar y profundizar en lo que es formativo.

Federico es, también, un escritor trascendente. Su libro "Mañana siempre es tarde" es un código de ética política, en la dimensión mundial.

Otros libros interesantes son: "Investigación científica y objetivos sociales". "Hacia un nuevo modelo de desarrollo" y "La lucha contra la enfermedad".

Algunos capítulos de estos libros jalonan su pensamiento:

De la Tecnología al desencanto.
Sabiduría más que Ciencia.
Puentes sobre las fronteras.
La cultura, camino de solidaridad, etc.

Una faceta poco conocida, y quizás sorprendente para algunos, es su cualidad de poeta. Un espíritu fino, sometido a una tarea agotadora y trascendente, científica o política, cuando se remansa en sí mismo, al fin de la jornada, se encuentra siempre con su alma desnuda. Y cuando el alma es limpia y generosa se vierte al exterior, espontánea y pura. Y eso es la poesía.

Así, el hombre que lucha por resolver los problemas más graves de la humanidad, que es recibido por los jefes de estado más poderosos, cuando llega a su ribera, escribe cosas como ésta:

Venid, silencio y soledad
Quiero verme de verdad,
verme pequeño e inseguro.
Así, tal como soy,
con esta angustia, este vacío,
este no ser lo que figuro.

O, en otro verso:

Nada sé, salvo que soy,
salvo que estoy aquí
estremecido
Salvo que veo, siento y tiemblo.
Nada soy, salvo que sé,
perplejo y confundido
que, cuando emergió el hombre,
el universo se pobló de luz,
de creadores.

Federico Mayor es fundamentalmente un humanista. Humanista en su sentido más elevado, el humanismo que trata de conocer al hombre; el que, a lo ancho de toda la tierra, trata de comprender sus problemas, sus miserias y sus anhelos, que busca fórmulas para remediarlos y que lucha por conseguirlo.

Para Federico Mayor la Ciencia y la Educación son las dos fuerzas necesarias para dignificar la vida de todos los hombres.

Su libro, "Mañana siempre es tarde", comienza con un pensamiento de otro Federico: F. Nietzsche que dice: "Llegará un día en que la política no contemplará más que problemas de educación". El pensamiento humanista de Federico Mayor gira en torno a esta valoración de la educación, al conocimiento de las posibilidades de la Ciencia y a la absoluta confianza en la capacidad del hombre para resolver sus problemas.

Pero es mejor que lo diga él mismo, en algunos párrafos de sus escritos que acoto brevemente:

Los derechos humanos representan el imperativo categórico de nuestro tiempo.
La educación es el instrumento por excelencia de la democracia.
La ignorancia es la mayor pobreza y raíz de los males de la humanidad.
Es un imperativo ético procurar que se apliquen, a las grandes masas, los conocimientos científicos que repercuten en beneficio de muy pocos.
Hoy es imperdonable el aislamiento del investigador respecto a los más apremiantes problemas sociales.
No podemos silenciar nuestra disconformidad, cuando de manera tan patente, se utiliza torcidamente el conocimiento, sin medir las consecuencias, sociales, laborales, culturales o ecológicas.
Si el hombre es capaz, todavía, de utilizar los medios a su alcance, con sabiduría, el futuro no será una fatalidad, sino una consecuencia.
Estamos en el albor de un nuevo orden inter- nacional, cultural, científico, económico y social. Un sistema adaptado a la dimensión mundial de los problemas.

Pienso que estos párrafos, entresacados de sus escritos, sintetizan, aunque no en su total plenitud, el pensamiento humanista de Federico Mayor.

Finalmente, Federico Mayor es uno de los hombres que conoce mejor la Política Científica española y los problemas de la Universidad. Sus dos etapas en el MEC, como subsecretario y como ministro estuvieron llenas de realizaciones fecundas.

Su proyecto de Ley de la Ciencia, que no llegó a realizarse, estaba lleno de conocimiento y de inteligente y realista visión de los problemas. Además, son extraordinarias sus actuaciones como Rector de la Universidad de Granada y como Presidente de la Comisión Asesora de Inv. C y T.

Hoy, como Director General de la Unesco, en medio de grandes dificultades, está dando a la organización la relevancia que le corresponde en la eliminación de las carencias de educación en cientos de millones de seres humanos y en el empleo de la Ciencia para el mejor servicio a la Humanidad.

Enumerar sus distinciones y cargos de eminencia, sería largo y sé que, para él, no es lo principal:

Es miembro de las más prestigiosas sociedades científicas de su especialidad.
Doctor Honoris Causa por Universidades españolas, belgas, del Reino Unido, francesas y de la de Moscú.
Posee las condecoraciones españolas más importantes y de los países más diversos y lejanos.
Ha sido Rector, Ministro y es Director General de la UNESCO y, en todas partes, ha trabajado con alegría, con entusiasmo, mucho y bien.

No quisiera terminar, sin mencionar a dos personas que han contribuido decisivamente a la perso- nalidad y a la labor de Federico Mayor Zaragoza. Su padre, Federico Mayor Domingo y su esposa Ángeles. Su padre, un hombre que con su inteligencia y capacidad de trabajo supo escalar, día a día, los puestos de mayor responsabilidad y ganarse la consideración de sus compañeros, ha sido un ejemplo señero para su familia.

Su esposa, mujer de extraordinaria inteligencia y uno de los mejores expedientes que se han alcanzado en la Facultad de Farmacia de Madrid, ha sabido desempeñar con elegancia, alegría y eficacia, tres difíciles misiones: la de esposa de investigador, compartiendo la aventura de los descubrimientos, con sus alegrías y sus fracasos. La de esposa de hombre público, con todos sus compromisos sociales y exigencias de exquisita discreción y, sobre todas, la de madre de familia.

Ella ha formado un hogar ejemplar, en el que no falta un bioquímico que ha heredado de su padre no sólo el vigor de su cabellera sino también la inteligencia y la capacidad de trabajo. Es hermoso ver en las revistas de bioquímica, comunicaciones con la autoría de F. Mayor y F. Mayor junior.

He tratado de describir, pobremente, la compleja y a la vez sencilla personalidad del Profesor Mayor Zaragoza. Deseo que estas pinceladas hayan servido para poner de manifiesto la talla científica y humana del hombre que hoy es recibido por nuestra Universidad. Para los miembros de esta institución es un gran honor tu incorporación a nuestra familia.


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