En esta ciudad, entre estas nobles piedras que presientes talladas a golpe de secretos y de pasiones humanas, no puede uno sustraerse de evocar a quienes fueron sus dueños y moradores, la singular familia de los Borjas, italianizados en Borgias.
Apasionantes personajes, y apasionada saga, vidas intensas que perviven entre luces y sombras, y que todavía suscitan debate y controversia seis siglos después.
Apasionante asimismo, la tarea la del historiador, luz que "ens ajuda a trovar les nostres arrels", "les nostres senyes d'ídentitat".
A veces, como hoy, ese fanal es una poderosa antorcha de luz diáfana y esclarecedora. A veces, como es el caso, se trata de un hombre sabio y bueno, el padre Miquel Batllori que nos honra aceptando ser nuestro nuevo doctor por causa de honor. Que poco hay que merezca más honor que un trabajo intenso, constante, riguroso, profundo, con vocación generosa de aportación al conocimiento y valor añadido al acervo cultural. Ello es, en sí mismo, toda una extraordinaria lección.