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Luis Blanes Arqués

Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia. Investido el 19 de enero de 2005.


Laudatio por el profesor Dr. Miguel Corella Lacasa

Excelentísimo y Magnífico Sr. Rector
Dignísimas autoridades
Señoras y señores miembros de la Comunidad Universitaria
Excelentísimo Señor D. Luis Blanes

Y detrás del silencio, una intrusa melodía.

Este escueto y hermoso verso al que un día puso música el maestro Luis Blanes podría ser suficiente para presentar su obra: música que rompe el silencio, que da existencia a lo que antes era puro vacío, que reduce la palabra a simple ruido. Bastaría pues, con este verso y yo debiera guardar silencio para que la música del maestro Luis Blanes expresara lo que las palabras no aciertan a decir. Pero quiere la tradición, siempre sabia, que toda investidura honoris causa, ritual de reconocimiento simbólico y solemne del saber, use de la palabra para glosar los méritos del ilustre homenajeado. Agradezco a esta Universidad Politécnica de Valencia el inmerecido honor de presentar la biografía profesional del hombre que hay detrás de esa intrusa melodía que ilumina el silencio.

Con este solemne acto, la Universidad Politécnica de Valencia quiere rendir un merecido homenaje a la figura y la obra del Excelentísimo Sr. D. Luis Blanes, pero, ese reconocimiento de la trayectoria profesional de un hombre entregado a su vocación, quiere ser también un gesto de hermandad académica de nuestra Universidad hacia la música. La incorporación del maestro al claustro de honor de esta Universidad abre así simbólicamente sus puertas a una actividad profesional, creativa y docente que se ha mantenido hasta ahora, y por motivos que no vienen al caso, al margen de la institución universitaria. Sin embargo, no es este el primer acercamiento de nuestra Universidad al mundo de la música y, en su claustro honorífico, Luis Blanes contará con el padrinazgo de ilustres precedentes como el de D. Joaquín Rodrigo o el de Dña. Monserrat Caballé. Por otro lado, nuestro doctorado de honor formaba ya, de alguna manera, parte de nosotros y, en este sentido, cabe señalar que la iniciativa que hoy culmina partió del coro de esta Universidad que, hace ya tiempo, hizo suya parte de la obra del maestro incorporándola a su repertorio, como tendrán ocasión de comprobar hoy Vds. Del placer de interpretar sus obras nació el deseo de otorgar reconocimiento público y solemne al maestro, deseo en el que pusieron noble empeño el director del coro, D. Rafael Sánchez Mombiedro y uno de sus ilustres miembros, el Excelentísimo Sr. Vicerrector D. Jaime Gómez. Así mismo, la Universidad Politécnica de Valencia ha editado muy recientemente dos discos recopilatorios de la extensa obra del maestro. En el primero de ellos, Emilia Honrubia interpreta una selección, realizada por el propio autor, de sus piezas vocales para soprano; en el segundo, el coro Neovocalis, dirigido también por D. Rafael Sánchez Mombiedro, interpreta la mayor parte de la obra coral de D. Luis, piezas muchas de ellas inéditas y que se publican en riguroso estreno. La propuesta primera del coro de la Universidad fue acogida con entusiasmo por el Departamento de Comunicación Audiovisual, Documentación e Historia del Arte, a quien hoy tengo el honor de representar, departamento que viene desarrollando un programa de doctorado de música con notable demanda por parte de los profesionales y que es pionero en España en el esfuerzo por incorporar las enseñanzas musicales al ámbito universitario. En un momento en el que, con la homologación de las titulaciones universitarias españolas a la normativa europea, las enseñanzas musicales superiores son objeto de revisión, el nombramiento de nuestro doctorado de honor adquiere un sentido que es preciso subrayar. Atenta a las nuevas necesidades profesionales, docentes e investigadoras de nuestra comunidad, la Universidad Politécnica de Valencia quiere reconocer, en la figura decana de D. Luis Blanes, la excelencia docente e investigadora de nuestro Conservatorio Superior.

Efectivamente, la trayectoria de nuestro doctorado de honor representa quizá mejor que nadie la actividad profesional de la música en la Comunidad Valenciana. Compositor y profesor, Luis Blanes encarna un modelo de trabajo que, en consonancia perfecta con el ideal universitario, sintetiza armoniosamente el trabajo creativo, experimental e investigador con el trabajo docente. No por capricho, es costumbre referirse a los grandes músicos con el apelativo de maestro, pues la excelencia como intérprete o compositor es inseparable de la capacidad de transmitir saber. Es por ello que la enseñanza de la música responde al mismo objetivo que orienta la docencia en disciplinas tradicionales en nuestra Universidad: formar en el oficio, formar profesionales, capacitar para el dominio de un saber instrumental.

La historia docente del profesor Blanes ha de considerarse como parte de la historia con mayúsculas del Conservatorio Superior de Valencia, al que se incorporó en el año 1963 para hacerse cargo de la Cátedra de Composición, Instrumentación y Folklore tras la jubilación de D. Manuel Palau. Fueron sus primeros alumnos profesores como D. Eduardo Montesinos, hoy Director del Conservatorio Superior de Música, o los ya jubilados D. Vicente Galbis y D. Vicente Miguel. Tras una dilatada actividad docente en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla, D. Luis Blanes regresó a nuestra ciudad en 1980 para ejercer la Cátedra de Armonía. La larga nómina de maestros que algún día fueron sus discípulos recorre varias generaciones de profesionales que hoy ocupan las cátedras de los Conservatorios en nuestra Comunidad y fuera de ella. El reconocimiento de su labor se extiende, por tanto, a una institución docente e investigadora del más alto nivel como es nuestro Conservatorio y a la historia reciente de la música en la Comunidad Valenciana.

En el terreno docente nuestro doctor honoris causa se ha distinguido por una noble obsesión que se transmite también a su obra: la de llevar al ánimo de los alumnos el entusiasmo por el Análisis Musical. Era ésta una disciplina que, a pesar de su importancia para la formación del compositor, no se incluía en los viejos programas de estudio, y por ello la labor del profesor Luis Blanes ha sido fundamental para la modernización y cualificación de la enseñanza musical en España.

Sus clases fueron un taller donde se desmenuzaban complejas partituras para descubrir los secretos mejor guardados. Pertenece así D. Luis Blanes a la estirpe de aquellos músicos que, inspirados por Pitágoras, componen more geometrico, sujetando la expresividad poética a una estructura casi matemática. Con la curiosidad de un niño esa que conserva también todo buen ingeniero Luis Blanes gusta de diseccionar las partituras de los grandes maestros para encontrar la fórmula que da sentido al todo. Pero, una vez aprehendido el hilo oculto que sujeta las notas a caprichosas órbitas, gusta también D. Luis del placer de alterar y romper las cadenas melódicas. Es entonces cuando su música se transmuta en la de un niño travieso que, al mover las piezas del juego, aspira a imponerles un orden original. Músico alquimista, D. Luis supo muy pronto que la fórmula mágica nace de una mínima alteración del viejo orden, como aprendió también que no hay música en el caos y que el azar se sujeta a fórmula. Buena parte de su obra es fruto de este impulso del juego que domina a todo verdadero creador: composiciones que se despliegan formando redes, que experimentan con variaciones tonales hasta desdibujar las líneas melódicas, que como dice el maestro proliferan a partir de estructuras elementales, creando escalas propias en el límite entre la tradición y las modernas propuestas atonales. Éste es el caso, por ejemplo, de su Suite ascética (1991), transcripción desnuda de términos abstractos como el vacío, el valor vital o el esfuerzo; una pieza en la que se concede plena autonomía al instrumentista en la expresión de estos conceptos. Estética del juego que encontramos también en Bagatelas (1993), pues, en una de ellas, titulada "Miroir", el mecanismo de construcción de la primera sección se invierte especularmente en la segunda. Al recrear las series dodecafónicas del Konzert de Webern (opus 24), Bagatellas supone una de las aportaciones más originales del maestro Blanes a la música atonal. Ironía y juego hay, de nuevo, en Casus vel Fortuna (1991), pieza para clarinete y piano en la que el maestro recurre al azar para ordenar las series dodecafónicas.

Pero, si en el aspecto formal la obra de Luis Blanes responde a un impulso renovador y experimental, su profundo amor por la música popular y tradicional, le ha permitido sortear esa demasiado frecuente actitud elitista de los artistas que, a fuerza de seguir los imperativos de la modernolatría, provocan el rechazo de la mayoría para ganar el entusiasmo de la aristocrática academia de críticos. Con la construcción de escalas y acordes propios y con la propuesta de formas musicales atonales el maestro Luis Blanes ha contribuido a la renovación formal de los géneros tradicionales en nuestra Comunidad Valenciana, cuyo repertorio de música coral o de banda ha enriquecido y vivificado con aportaciones innovadoras. Su música obedece así a una doble querencia: nace de la constante experimentación formal y, al mismo tiempo, está compuesta para ser oída y gozada por la mayoría; es música para músicos pero también música para un público amplio que aprende a disfrutar de la sorpresa.

Brilla pues, especialmente, en la personalidad del maestro Luis Blanes, al que en este acto rendimos sincero homenaje y absoluto reconocimiento, la virtud de la humildad, la más rara y preciada en un artista. Por todo ello espero que los sinceros elogios de esta laudatio no hayan perturbado la noble austeridad de un ilustre hombre sencillo, de este amante apasionado de su oficio, de la música.

Y detrás del silencio, una intrusa melodía

Muchas gracias.


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