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UPV
 

Santiago Grisolía García

Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia. Investido el 3 de diciembre de 1991


Discurso

Sr. Rector,
Queridos amigos,

Quiero agradecer de todo corazón vuestra generosidad y amistad y especialmente, muy especialmente la de mi padrino el Doctor Primo Yúfera, que es no solamente un gran científico, sino también un gran amigo, un amigo de verdad, y como han oído Uds. una persona que me quiere mucho. Yo quisiera corresponder a su precioso discurso como verdaderamente se merece, pero me temo que mis dotes oratorias además de mi emoción no lo permitan. También quiero agradecer y me enorgullece el padrinazgo de mi querido amigo y uno de los mejores científicos de esta comunidad, Vicente Conejero, con quien me une estrechos brazos de amistad más reciente que con el Prof. Primo pero no por eso menos estrechos. Repito que este acto es una prueba de verdadera amistad y me enorgullece enormemente. Gracias a todos por estar conmigo. Es un momento muy emocionante para mí. Gracias de todo corazón.

En realidad mi intención era, y es, hablarles un poco de mi vida y hacerlo de una forma informal. También es cierto que una gran parte de los comentarios que yo quería hacer los ha hecho ya el Doctor Primo Yúfera que como Uds. ven conoce mi vida casi mejor que yo.

Quisiera iniciar mis comentarios incidiendo en un aspecto que creo que es muy importante y que lo oí por primera vez, como quizá ustedes recordarán, al Doctor Abraham White. El Doctor White era un cardiólogo muy famoso y flamboyante, por ejemplo le tomó el electrocardiograma por primera vez a una ballena, pero también un gran médico que cuidó entre otros del Presidente Eisenhower cuando tuvo su ataque de corazón. El decía que la vida, sobre todo la vida profesional está hecha de casualidades y yo creo que verdaderamente es el ejemplo al que me quería referir y comentar con todos Uds. y que creo ha guiado mi vida profesional. Así en realidad mi interés por la medicina y por la ciencia empezó de una forma casual.

A principios de la guerra civil, completé dos asignaturas que me quedaban y terminé relativamente muy temprano, a los 13 años, el Bachillerato en Cuenca. Mi padre tenía un amigo que trabajaba en un hospital y para que no perdiese el tiempo y me ocupara en algo, le propuso que yo fuese con el y "ayudarle". Así empecé mi vida en hospitales. En realidad vi más heridos y enfermos antes de empezar la carrera de medicina que después. Como he indicado era muy joven, empecé a trabajar a los 14 años en un hospital controlado por la CNT y la FAI, en donde vi por primera vez la crueldad de la guerra. Así, como primera muestra recibimos un gran contingente de heridos procedentes de la batalla de Guadalajara, en marzo del 37. Como consecuencia de ello empezó en cierta forma mi interés por la medicina a pesar de ser una cirugía y medicina muy primitivas, sobre todo por los medios a nuestra disposición. Quiero así insistir en el enorme desarrollo de una medicina que en 50 años, los 50 años que yo he tenido relación con ella, ha pasado de ser una medicina diagnóstica cuyas únicas curas de verdad han sido una gran parte de las enfermedades infecciosas, la erradicación de la poliomielitis y otros grandes pero limitados logros, especialmente técnicas de diagnóstico que nos llevarán a una medicina del futuro en el que ya estamos entrando, que será una medicina predictiva, preventiva y hasta verdaderamente curativa.

Creo firmemente que de la misma forma que en estos 50 años se ha avanzado más en la terapéutica y en los conocimientos médicos que en todos los siglos pasados, los próximos años aumentarán de una forma logarítmica nuestros conocimientos biomédicos y por ello el médico debe estar preparado y/o prepararse, sobre todo el médico general que sin duda es el que ejerce la medicina más difícil. Digo esto porque, como todos sabemos es relativamente fácil ejercer la medicina en un gran medio hospitalario porque siempre puedes preguntar o encontrar ayudas en lo que no sabes. Es como el enseñar, es mucho más difícil enseñar un curso elemental que un curso especializado. Esto lo aprendí muy bien cuando necesité conocer más química y física para mi carrera como investigador. Así en la Universidad de Chicago en la que yo podía matricularme gratis, por mi posición entonces como profesor ayudante, tomé allí algunos cursos entre otros de física elemental, con el Premio Nobel y líder del proyecto Manhattan, y responsable de la reacción en cadena que desgraciadamente llevó a la bomba atómica, el Profesor Enrico Fermi que insistía en enseñar el curso elemental de física porque era, como he dicho, mucho más difícil.

Pero volvamos a mis recuerdos personales anteriores a mi estancia en Chicago. En aquellos años de la guerra civil todo el armamento médico con que se contaba eran vendas que se lavaban y se lavaban, permanganato, agua oxigenada, algo de alcohol, éter o cloroformo para anestesiar, un poco de morfina, digitalis, aspirina, yodo y poco más. Los hospitales de aquella época eran verdaderamente destartalados, tenebrosos, sucios y malolientes, en realidad estaban en gran parte ocupados, antes y después de la guerra, por desahuciados, indigentes y eran bastante deprimentes. Esta situación cambió quizás hacia los años 50-60, no puedo precisar más, pero como ustedes saben, todo esto ha mejorado afortunadamente. La verdad, y así me anticipo un poco al final de esta charla, es que progresivamente a nivel mundial y especialmente en las naciones más industrializadas, ha habido y hay cada vez más, un interés mayor en la medicina y en la salud. No sólo el número de consultas es mayor, sino también los constantes anuncios en los medios de comunicación lo estimulan de tal forma que sin duda alguna la salud ha llegado a considerarse como parte de la economía del éxito. El gran fracaso es morirse o al menos así se considera.

Como todos ustedes saben, el desarrollo de los métodos y nuevos conocimientos farmacológicos empieza en realidad en los últimos años de la década de los 30 a los 40 con el descubrimiento de las sulfamidas. Yo recuerdo lo novedoso que era para nosotros los estudiantes de medicina de esa época, y por cierto debo aclarar que yo no inicié la carrera enteramente por vocación puesto que lo que yo quería en verdad era ser marino de guerra. No obstante, al terminar la guerra civil mi madre, que era muy inteligente, me sugirió que después de todo y además de tener familiares médicos, habría adquirido la experiencia suficiente para comenzar a estudiar medicina y para convencerme me dijo: "siempre puedes ser médico de la armada".

En realidad yo empecé, como ha dicho mi padrino el Profesor Primo Yúfera, como estudiante de medicina en Madrid en el Hospital de San Carlos, y ya para entonces se empezaba a hablar, como he dicho, de las sulfamidas y poco después del gran milagro de la penicilina. En realidad hace ahora precisamente 50 años que se trató el primer paciente con penicilina. Hace unas semanas estaba en la presentación de los Premios URIAC y comenté que hacía 50 años que se había descubierto la penicilina, pero el Sr. Pujol me corrigió y me dijo que era la primera vez que se empleó, y tenía razón.

Es curioso que años después iniciase una amistad profunda y duradera, primero en Viena y luego en Ginebra con Ernest Chain que conjuntamente con Flory y Fleming recibieron el Premio Nobel por este descubrimiento.

En realidad cuando estaba dictando estas notas en el Instituto de Investigaciones Citológicas, mi amiga Ramona, la bibliotecaria, se extrañó como mucha gente lo hace, pues creía que solamente Fleming fue responsable del descubrimiento de la penicilina. Precisamente este punto enfadaba muchísimo a Ernest Chain que venía bastante por Valencia desde mi regreso aquí. Chain me dijo que únicamente había visto a Fleming durante la ceremonia de la entrega del Premio Nobel y además muchos otros comentarios que no voy a repetir, entre otras cosas porque no tenemos tiempo. No olviden, sin embargo, que lo mismo que sucedió con esta enemistad encubierta, también sucedió con Cajal y Golgi. Esta es más fácil de explicar puesto que Flory era australiano, Fleming, como saben ustedes, era escocés y Chen era judío ruso. Naturalmente la fama se la llevó en medios anglosajones, como es lógico, el escocés.

A mitad de carrera y por traslado de mi padre, como ha dicho el Profesor Primo Yúfera, trasladé mi matrícula desde Madrid a la Facultad de Valencia. Aquí también por casualidad durante las fiestas de Navidad conocí en un café al Profesor García Blanco que acababa de llegar desde Salamanca como Catedrático de Fisiología y Bioquímica. D. José me preguntó si me interesaba ir al laboratorio a trabajar por las tardes con el. Yo accedí y así comenzó mi interés por la investigación bioquímica. Yo quisiera dedicar unas palabras y, desafortunadamente, no tengo gran capacidad de oratoria, como he dicho, para indicar acertadamente mi profundo afecto por el que fue mi primer maestro D. José García Blanco, y por la enorme labor que él hizo por Valencia. En realidad yo estoy convencido de que la mayor parte de la biología que se ha desarrollado en Valencia fue iniciada en su laboratorio. Así hemos podido unirnos a los grandes avances que ha habido en los últimos años en biología molecular o en bioquímica, puesto que muchos de nosotros salimos de aquel laboratorio. Aunque no tengo tiempo de nombrar a todos mis amigos de entonces, quiero recordar especialmente a Antonio Ventura, que era una persona enormemente afectiva y trabajadora y que me ayudó mucho en el establecimiento de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados, a María Mora, ya muerta también, a Tomás y Vicente Alcover, Royo, y tantos otros.

Les hará a ustedes gracia, pero en aquella época éramos tan pobrecitos que el Profesor Alcover tuvo la idea y la capacidad de convencer a la Diputación de que costaba lo mismo mantener a los locos que estaban en el manicomio que si estuviesen en el Hospital Provincial y trabajando en el laboratorio de Fisiología, con lo cual nuestros asistentes durante bastantes años fueron varios pacientes del manicomio que nos ayudaban en los experimentos de fisiología y nos ayudaban muy bien. Además eran muy amables puesto que en cualquier cosa que necesitabas estaban dispuestos a trabajar y a ayudarte.

D. José tenía muy claro que era importante salir al extranjero como él había hecho durante muchos años, y como ha dicho el Prof. Primo Yúfera, citaba frecuentemente a Ochoa y comentaba que era el único joven que estaba preparado para el futuro en bioquímica, pues D. José había sido miembro suplente del tribunal de oposiciones a la Cátedra que no le dieron al Dr. Ochoa, aunque demostró su brillantez, pero eso es otra historia.

Al terminar mi carrera y aunque había tenido la oferta para una beca en Alemania preferí irme a los Estados Unidos ya que tenía la intención de aprender las nuevas técnicas isotópicas para tener algo especial a mi regreso a España. Por tanto fui a ver al Prof. Vicent DuVigneaud pero éste no tenía espacio por un año y entonces me acordé de las conversaciones de D. José, y a través de un médico español, y de una forma también casual, llegué a contactar con el Prof. Nonidez, un gran embriólogo español, desconocido entonces en España, pero no en los Estados Unidos, y que me puso en contacto con el último discípulo de D. Santiago Ramón y Cajal, el profesor Lorente de No, que estuvo cercano al Premio Nobel. Acaba de morir hace poco.

A través de Lorente, llegué a Ochoa, que como dijo Primo Yúfera había sido recientemente nombrado profesor Asistente. No tenía laboratorio, se lo habían prestado en el departamento de Química y de allí pasamos a Farmacología. Para no cansarles les diré que en la cafetería del hospital que era muy pequeña se reunían pequeños grupos de personas de las que salieron un gran número de excelentes investigadores y al menos dos Premios Nobel, Arthur Konberg, Andre Cournand y otros más que de momento no recuerdo.

A través de D. Severo y después de mi inicio en la enzimología fui a parar a la Universidad de Chicago que era uno de los pocos sitios donde se podían aprender las nuevas técnicas de isótopos radioactivos. Como les dije, en aquella Universidad que era como ahora es, puntera, tomé clases de física y química, investigué en la fijación de anhídrido carbónico como ya ha indicado el Profesor Primo Yúfera. No les voy a molestar más con ello pero siguiendo los consejos de D. Severo fui a la Universidad de Wisconsin. Allí conocí al Profesor Krebs, el descubridor del ciclo de la urea y del ácido cítrico que muchos de Uds. han estudiado.

En Madison, Wisconsin, donde pasé 7 años recibí un nombramiento como investigador de la Sociedad Americana del Corazón y esto es importante porque muchas sociedades privadas como esta se dedicaban a subvencionar a investigadores por períodos muy largos, es decir, este tipo de ayuda no existe todavía en España aunque algunos de nosotros hemos intentado que se ponga en marcha, para promocionar ayuda a los jóvenes tras varios años de postdoctoral con la cooperación desinteresada de alguna asociación. En realidad, a la Sociedad Americana del Corazón le importaba poco si trabajaban en el corazón o no, lo importante era que buscaban gente que tuviera la potencialidad de ser buen investigador. Después como ya ha indicado el Profesor Primo Yúfera me fui a Kansas como Director del Laboratorio McIlvain y profesor asociado de bioquímica y medicina interna. La razón de esta extraña combinación era que el jefe del departamento, un gran cardiólogo el Profesor E. Grey Dimond, era gran amigo del Profesor White que creía firmemente en tener una estrecha relación entre ciencia básica y clínica atrayendo profesores de ciencias básicas a su departamento. Hasta atrajo a uno de los científicos alemanes que, independientemente de sus posibles relaciones políticas con la Alemania de Hitler, fueron requisados por los americanos en una famosa operación que se llamaba "paper-clip", entre ellos Kurt Reisman el descubridor de la eritropoyetina. De esta "operación" se habla poco pero es interesante porque inmediatamente después de la guerra los americanos trajeron a todos los científicos europeos del área nazi de categoría que pudieron y los llevaron a los Estados Unidos. No les cansaré con más detalles pero sí añadiré que el laboratorio que yo dirigía en Kansas estaba pagado y subvencionado por la herencia de la Sra. Lettie McIlvain, a la que se ha referido el Profesor Primo Yúfera. Esta, cuando sufrió una hemiplejia le preguntó al Dr. Roberts, que fue Catedrático en la Universidad de Kansas, y persona clave en mi traslado desde Wisconsin a Kansas, que podía hacer por ella. El le contestó: "por ti poco, pero tú mucho por los demás dejando tu herencia, porque no tenía hijos, para investigación biomédica". Todavía hay un programa para traer estudiantes de medicina de la Universidad de Kansas y muchos de los visitantes que vienen o han venido de la Universidad de Kansas al Instituto de Investigaciones Citológicas, han sido pagados con el dinero que hace más de 40 años dejó la Dra. McIlvain.

Se ha referido el Profesor Primo Yúfera a la anécdota de cuando tuve que pedir prestado un smoking para cenar con el Presidente Truman. La explicación es que el Dr. Roberts había sido médico de Truman; este fue Capitán de Artillería durante la II Guerra Mundial y se quedó algo sordo y entonces como era amigo personal de el, es por lo que fue capaz de hacer esto por mí, aunque cuando me lo dijo yo creían que estaba bromeando.

Santiago Grisolía García

Si Uds. también recuerdan y si tienen curiosidad de fijarse en la foto que hay de D. Severo en el Instituto de Investigaciones Citológicas recibiendo el Premio Nobel, se darán cuenta de que lleva unos pantalones cortos, mucho más cortos que los del Rey de Suecia. La razón es que había pedido prestado su frack al Profesor Tatum que se lo hizo para recibir el Premio Nobel el año anterior.

Me parece importante recordarles que la ciencia de finales del XIX en Alemania se nutría de ayudas privadas en gran parte. Así el Kaiser Wilheim invitaba a cenar a gentes que daban en aquella época 1000 coronas de oro por el privilegio de cenar con el, con lo cual se iniciaron los famosísimos Institutos Kaiser Wilheim. Por cierto, muchos de los grandes investigadores judíos tales como Warburg o el maestro de Ochoa, Meherhof y el mismo D. Severo, trabajaron en uno de estos Institutos y luego muchos marcharon a Estados Unidos debido sobre todo a la persecución judía, lo que resultó en gran parte y debido a esta transferencia en el desarrollo increíble de la investigación y de los avances médicos en los Estados Unidos. Ya hemos hablado de la penicilina. Como las cantidades que se podían obtener eran muy pequeñas, tanto es así que se reaislaba de la orina, Chain marchó a Estados Unidos para que se produjese en grandes cantidades. Por cierto que la penicilina fue uno de los factores decisivos en las campañas de los aliados.

Poco después, como Uds. saben, descubrió Waksman la estreptomicina y desde entonces el desarrollo de los antibióticos ha sido imparable como bien es conocido. Por aquellos años hubo grandes azotes de poliomielitis en los Estados Unidos; yo recuerdo muy bien el terror de los pulmones de acero en los hospitales. Entre el 48 y el 50 el Doctor Anders con la denominada marcha de los 10 centavos, es decir, una fundación privada basada en pequeñas donaciones dedicadas enteramente a la lucha contra la polio, descubrió con la ayuda de otros, como mantener el virus de la poliomielitis vivo, lo que llevó poco más tarde a la preparación de vacunas que la han erradicado en el mundo entero con la ayuda curiosamente de los rotarios. En mis años de profesor de medicina y bioquímica en la Universidad de Kansas se desarrollan las primeras y fuertes campañas para reducir por medios diéticos el enorme número de muertes por problemas cardiovasculares, arteriosclerosis, etc. y la palabra colesterol se hace de dominio público, todo ello a pesar de que se encuentra una gran resistencia puesto que muchos estados de los Estados Unidos son productores de mantequilla, huevos, etc., por ejemplo, habrá una ley en Wisconsin, uno de los grandes estados productores donde yo trabajaba, que requería servir sin coste adicional queso con el pastel de manzana. Ya en Kansas, como el Jefe del Departamento de Medicina era Cardiólogo, como ya he dicho, atrajo a muchos investigadores en cardiología, un área que además recibió mucha ayuda debido al ataque de corazón del Presidente Eisenhower, al que ya me he referido, el que consumía una dieta muy rica en grasa y en colesterol.

Quiero comentar brevemente que una de las áreas que en Méjico ha tenido buenos investigadores ha sido en Cardiología, principalmente en el Instituto Nacional de Cardiología iniciado por Ignacio Chaves, que se enriqueció con la presencia de Rafael Méndez, muy amigo mío y también de Severo Ochoa. Rafael como algunos del grupo de científicos de Negrín ocupó puestos importantes en el Gobierno Republicano.

Siguiendo con la saga del colesterol, en tiempos modernos llegamos al descubrimiento de receptores del colesterol y al reconocimiento de los diferentes tipos de riego de acuerdo con las descripciones clásicas del grupo del Profesor Frederickson que visitó varias veces Valencia y que fue consejero científico del Instituto de Investigaciones Citológicas de la Caja de Ahorros de Valencia. Podría contarles mucho de mis relaciones en estos años, pero quiero volver a insistir en el colesterol ya que ilustra uno de mis numerosos errores. Formé parte de un comité para un gran Premio en Bélgica, reconozco el "mea culpa", ya que yo preferí a otro candidato mientras un año después estos investigadores, Brown y Goldberg, recibían el Premio Nobel!. Ellos empezaron a investigar basándose en los trabajos que Frederickson, los aspectos genéticos de los hipercolesterinemia y también la de pacientes cuyo aumento de colesterol no es debido a problemas genéticos sino a la dieta; y como digo, su trabajo los llevó al Premio Nobel. En estos años, entre los 50 y 60 la industria farmacéutica se desarrolla de una forma increíble con consecuencias insospechadas para las enfermedades mentales empezando por el valium, descubierto por el judío Lio Steinberg, la clorormicina, etc, que conlleva a lo que se ha descrito como el principio de la psiquiatría biológica. Aquí juega un papel principal Otto Levy, el que recibió el Premio Nobel por su descubrimiento sobre la transmisión nerviosa. Mi primer encuentro con Otto Levy fue quizás poco afortunado pero demuestra su generosidad y su sentido del humor. Hay que remontarse al laboratorio de farmacología que empezó a dirigir Ochoa en el 46. Yo estaba preparando ATP y como algunos de Uds. saben es moneda corriente en el metabolismo de la célula. Ese año Otto Levy y Axelroad contactaron en la Universidad de New York. Yo no sabía quién era aquel señor que me parecía tan mayor, mucho más joven que yo actualmente, con el que compartía un banco de trabajo en los días en que preparaba ATP. Poco a poco yo empujaba su quimógrafo para tener más espacio en el banco que compartíamos y el lo empujaba hacia mi sitio a la mañana siguiente. De todas formas años después a través de su hijo político, me enteré que le hacía gracia y le caí bien. Recordemos que Axelroad, también Premio Nobel, en un trabajo inicial con Levy aclara y empieza el cambio de la psiquiatría Froidiana a la psiquiatría biológica y farmacológica.

Durante mis años en Estados Unidos, como ha indicado en cierta forma el Doctor Primo Yúfera, se estrecharon paradójicamente mis relaciones con la Universidad Española, no solo por el hecho de tener bastantes postdoctorales españoles en mi laboratorio, los cuales hoy ocupan puestos líderes en la Universidad española, sino también por mi amistad con D. Carlos Jiménez Díaz que fue Presidente de mi tesis doctoral y era muy amigo, como Uds. saben, del Profesor Ochoa puesto que éste dirigió el departamento de bioquímica del Instituto de Investigaciones creado por D. Carlos. En un viaje que yo hice a España, pues me había invitado el Profesor Jiménez Díaz a dar una conferencia, a media noche en el avión nos dijeron que había muerto un gran médico en España, desgraciadamente era D. Carlos. Cuando hablé con mis amigos de la Fundación y con los sobrinos de D. Carlos pareció lógico no dar la conferencia pero insistieron y la di sobre un tema de enzimología. Al finalizar mi conferencia se me ocurrió sugerir que la mejor forma de honrar su memoria era la de crear una Lección Memorial. Esta sugerencia fue aceptada por los miembros de la Concepción, y después Conchita, la viuda de D. Carlos, cuando vio la importancia de la Lección decidió dejar su fortuna para una fundación que además de becas organiza y promociona la Lección Memorial la cual, ha sido pronunciada por muchas personalidades y está en la 26ª edición. Entre las personas que dieron la Lección participó Krebs que como recordarán les dije que conocí en Madison, Wisconsin, cuando trabajaba fundamentalmente sobre el ciclo de la urea.

Más tarde se nos ocurrió hacer un homenaje a Krebs reuniendo a los principales investigadores que habían sido responsables del conocimiento del ciclo de la urea ya entonces muy avanzado, y de su regulación.

Les recuerdo que como ha dicho el Profesor Primo Yúfera, el amoníaco es un tóxico y la toxicidad amoniacal fue descubierta por Pavlov, más conocido por sus descubrimientos de reflejos condicionados. En su laboratorio Eckman estudia el hígado, lo excluye de la circulación y demuestra la toxicidad aguda del amoníaco, todavía la 5ª causa de muerte por encefalopatía y cirrosis hepática.

La reunión se hizo en Valencia en el Instituto de Investigaciones Citológicas que acababa de ser inaugurado en su nueva sede por su primer Director, el Profesor Forteza, por razón de que el también había dado sus primeros pasos como investigador con D. José García Blanco. Como consecuencia de esta reunión se hizo una monografía la cual se agotó enseguida con la colaboración de los Drs. Báguena y Federico Mayor al que esta Universidad también concedió el "honoris causa".

Poco después moría Forteza después de esta reunión y entonces por insistencia de muchos amigos y sobre todo por la Caja de Ahorros regresé a España. Debo decir que antes de regresar lo pensé mucho. Era muy difícil para mí, mi mujer y mis hijos, como Uds. han oído nació en los Estados Unidos, pero sin embargo yo creo que había varias razones; además, naturalmente del amor intrínseco a la tierra donde uno ha nacido y sus raíces, contaba ya con excelentes colaboradores que estaban entrenando por consejo del Profesor Forteza para el Instituto, tales como Vicente Rubio que hoy está precisamente en camino hacia Suecia, y Consuelo Guerri; y cuando yo vi, en fin, el tipo de personas, en el Instituto estaba seguro que podría iniciar una nueva etapa y me atreví a regresar, y desde Valencia hemos ido manteniendo una filiación muy estrecha con la Universidad de Kansas no solamente haciendo trabajos básicos, sino también manteniendo una relación muy interesante, y en el Instituto y afortunadamente como les he dicho con la ayuda de todos, muchos de los aquí presentes yo creo que se han hecho algunos descubrimientos importantes. Quiero aprovechar la oportunidad para darle las gracias a todos ellos en todos estos años en que tanto me han ayudado, y la poca labor que haya hecho es únicamente porque ellos han contribuido de una forma evidente y generosa en todos los momentos. No puedo por razones de tiempo nombrarles a todos ellos, francamente no hay ni una sola persona del Instituto que quisiera olvidar en estos momentos.

Ya se ha hablado de algunos de los trabajos que hemos hecho en el Instituto, sobre todo de recambio de proteínas y del metabolismo del alcohol, etc., y últimamente con algunas de las personas más jóvenes, por ejemplo el Profesor Vicente Felipo y la Dra. Miñana han localizado finalmente el receptor cerebral responsable por la toxicidad amoniacal y creemos que están en camino de poder controlar lo que sería naturalmente de gran interés clínico, puesto que este control podría hacerse con sustancias probadas ya clínicamente por otras razones.

Hay dos puntos más que quiero recordarles y es el reciente interés en lo que se ha llegado a conocer como la aventura, mejor dicho, el programa más excitante de la biología y medicina, el llamado programa o iniciativa sobre el GENOMA HUMANO. Como todos Uds. saben, en la mayor parte de las facultades de medicina del mundo se enseña muy poco o nada de genética y menos de genética molecular. Por ello y por mi amistad con Federico Mayor, he aceptado la presidencia del Comité Científico de Cooperación de la UNESCO en el programa sobre el Genoma Humano, y les puedo anunciar que es intención y propuesta formal de la UNESCO crear una serie de Cátedras UNESCO y tengo entendido que una de las primeras se la concederán a esta Universidad.

Curiosamente el trabajo más importante después de Mendel, iniciador de la genética, fue publicado por un joven estudiante de Kansas a principios de siglo. Después de sus principales trabajos se hizo cirujano y murió muy joven. Hay un aspecto muy interesante que quiero recordar: desde el punto de vista tecnológico el descubrimiento más importante en los últimos años, la denominada polimerasa de reacción en cadena, la que permite a una cantidad pequeñísima de sustancia, por ejemplo la cantidad de ADN en una raíz del pelo, multiplicar este ADN en unas cuantas horas, lo que permite entre otras cosas identificar a cualquier persona y bastantes enfermedades.

Lo digo porque esta tecnología, con la aparición de la genética en la Universidad de Kansas ya indicada fue descubierta por Kary Mullis que, cuando yo estaba en la Universidad de Kansas era una especie de hippie al que no hacíamos gran caso, y que demuestra que muchos nos equivocamos frecuentemente.

Les diré que ahora mismo en los Estados Unidos se está intentando, mediante esta tecnología, con pequeñas muestras de sangre en un pañuelo y hueso depositados en el Museo Smithsoniano de Washington pertenecientes al Presidente Lincoln, al que mataron de un tiro en la cabeza, extraer el suficiente ADN para intentar saber si padeció el síndrome de Marfan. Quien hubiera podido pensar que esto fue posible hace unos años. Y este tipo de medicina es la que no solamente es posible a través de las ciencias y técnicas de la biotecnología. Recuerden que no solamente hay más de 4.000 enfermedades génicas sino un gran número de enfermedades poligénicas, incluyendo las enfermedades mentales, bastantes tipos de cáncer, diabetes y, en realidad muchos creen que todas las enfermedades tienen una base genética.

Por tanto la nueva medicina empieza ahora, pero antes de nada nos preocupa que en todos los avances haya un enorme respeto hacia el individuo, puesto que la información genética no solo afecta a una persona sino que afecta a los familiares, especialmente a padres e hijos, por lo tanto hay que tomar precauciones.

Quiero volver a agradecer especialmente su generosidad, la generosidad de esta Universidad y la generosidad de mis compañeros. Yo les diré que si se me volviese otra vez a dar la oportunidad de elegir, elegiría exactamente lo mismo que he hecho puesto que yo creo que al final de una vida, cuando uno se va haciendo mayor se da cuenta de que lo importante en la vida no son los trabajos, los honores, el dinero, etc., sino lo que uno puede hacer por los demás; precisamente los profesores de la Universidad son paradigma, pues son los que se dedican a hacer cosas por los demás y por tanto yo quiero darle las gracias a todos Uds. de todo corazón, especialmente a mis padrinos.


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